«Para mí el libro álbum se sostiene sobre cuatro patas: texto, imagen, soporte y lector/a. La importancia que damos a cada uno de esos aspectos varía en función del planteamiento de cada libro y de ahí la enorme riqueza que tiene este tipo de literatura, que permite combinaciones infinitas variando cada uno de esos parámetros. Lo ideal es que estén lo más estrechamente ligados posible y, en el caso de ‘Dentro de casa’, estaba claro desde el primer momento que el soporte jugaría un papel fundamental, porque marca una dinámica de lectura estrechamente relacionada con la historia que se cuenta y cómo avanza».
jueves, 30 de diciembre de 2021
«No hay nada más literario que una puerta cerrada». La visión de Nono Granero detrás del álbum Dentro de casa
martes, 15 de junio de 2021
No riman, ¡pero cómo suenan! | Cajita de fósforos
No riman, ¡pero cómo suenan!
Son 36, el más antiguo de 1920, de Juana de Ibarbourou; el más reciente, nacido con el libro, de María José Ferrada. Son 100 años de poesía infantil no rimada. Y entiendo como poesía infantil aquella que puede interesar a niñas y niños, haya sido escrita o no con esa intención. La mayoría aquí sí fue escrita para hablarles, y buscando otra música, la misma que ya exploraban desde principio del siglo pasado muchxs poetas: sin rima, mucha de ella libre de métrica. Pero también incluimos poemas no escritos pensando en un lector infantil, porque la historia de la lectura reclamada por niñas y niños se ha escrito así: con y sin el adjetivo.
No riman, pero ¡cómo suenan! Hay en estos poemas una búsqueda rítmica, experimentación sonora, voces (algunas consonantes o asonantes, sí) como notas que van colocándose en una partitura invisible, nacida en la mente del o la poeta, que se materializa en la mente que lee-escucha esa armonía.
Mi criterio para ordenar la selección no fue cronológico ni temático pero sí buscaba un movimiento particular: el de una cabeza de fósforo encendiendo otra, una suerte de efecto dominó de palabras. Esta intención se fue a la luna y se convirtió en narración con las ilustraciones de Juan Palomino. ¿Cómo le hizo Juan para convertir una antología de poemas en un libro álbum? No lo sé, pero él da algunas pistas en una entrada previa en este blog tan querido. Y en el siguiente texto, epílogo en Cajita de fósforos, les compartimos un poco más de mi proceso.
Profundamente agradecido con todo el equipo de Ekaré y con los y las poetas que encendieron esta cajita con cada uno de sus luminosos poemas.
Si has acercado alguna vez un caracol a tu oreja, sabrás que hay asombros que no se ven pero se escuchan. Escuchar para creer que hay un mar contenido allí dentro o un trueno cayendo entre los cerros o un aullido apuntando a la luna. Luego, quizá veas en tu mente las olas ir y venir, la tormenta desatarse, una jauría de lobos en cacería. Pero han sonado primero, el sonido te ha hecho abrir los ojos.La poesía es así: suena, palpita, tamborea; ama ser leída en voz alta, entra por el oído y sale por la mirada. Empezó a sonar de boca en boca y a mover los cuerpos de quienes la pronunciaban hace miles de años. Y desde entonces ha cambiado y acompañado el paso de la humanidad.Como coleccionista de poemas, quería hacer una selección para niños, niñas y jóvenes que armonizara distinto, sin rima. Durante un año me dediqué a buscar en papel y pantalla, de un lado y otro del océano Atlántico. En Alemania, conocí un castillo de libros, la Biblioteca Internacional de la Juventud, y allí pasé horas y días y páginas hasta que encontré, en una revista vieja, en una estantería baja, en el rincón de una sala de lectura, un inusual poema de Aquiles Nazoa, que cantaba como canario y calzaba como Cenicienta. Y sentí al leerlo ese asombro de oír por primera vez el oleaje dentro del caracol.
Seguí leyendo tras la música de poetas de Iberoamérica en otras bibliotecas, como la de CEPLI, en Cuenca, España, en una ciudad medieval incrustada en un arrecife prehistórico, y otra más, la de IBBY, en mi país, México, en una casona donde reina una araucaria de casi cien años. Mientras iba cambiando de paisajes, de un lugar a otro, variaban los acentos de la gente con la que conversaba y el ritmo de las palabras que leía, y las fui guardando como tesoros en una cajita, como dice María Elena Walsh en el poema que inspiró el título de este libro.Me guié con varias preguntas: ¿quiénes fueron los primeros en atreverse a romper la forma tradicional de la poesía para niños y niñas quitándole la rima y la métrica? ¿Quiénes continuaron con ese atrevimiento e imaginaron infancias que sonaran distinto? ¿Quiénes siguen haciéndolo hoy, explorando nuevos timbres y temas?Aunque algunos dicen que rimado es igual a infantil y no rimado equivale a juvenil, nosotros no somos buenos para las fórmulas matemáticas. Se puede disfrutar de cualquier tipo de poesía a cualquier edad. En este libro esperamos convocar a todos. Reunimos a 36 poetas iberoamericanos de 10 países con imaginarios diversos. Cada poema, en prosa o en verso libre (exceptuando los haikus), conduce a otro pues cuando los organicé tenía en mente un sonido y una imagen que me hipnotiza desde niño: la de una cabeza de fósforo encendiendo otra.Entre una y otra llama, una y otra voz, quizá escuches la tuya o busques otras, y a otros y quieran guardarlas aquí. O empezar su propia cajita de asombros encendidos.
miércoles, 26 de mayo de 2021
«La gran montaña»: ilustrando una travesía, por Carmen Salvador
Lo más importante para mí era resolver el recorrido que hacen los personajes desde que salen de su casa hasta que llegan a la cumbre de la gran montaña. Hice muchos bocetos y mapas hasta lograr armar una maqueta miniatura del libro completo. El storyboard creo que solo lo entiendo yo porque los hago muy pequeños, ya que así consigo ver rápidamente el conjunto y desarrollo de la historia para posteriormente definir las escenas.
Camino a la cumbre: del Ávila al Everets y referencias fotográficas |
Para la técnica, use óleo sobre papel Fabriano de algodón. El óleo es un material difícil para ilustrar porque tarda en secar, pero el color es profundo y luminoso, y quería que así fuera porque el cuento era para niños pequeños. Todo el trabajo está realizado a mano suelta.
Boceto escena final |
Ilustración terminada escena final |
Detalle escena final |
viernes, 21 de mayo de 2021
Camino a la gran montaña: un testimonio de Frida Ayala
José Antonio Delgado “El Indio” (Caracas, 1965 - Nanga Parbat, 2006) fue un destacado montañista venezolano, ingeniero mecánico y autor del libro La gran montaña. Fundó el Proyecto Cumbre y junto a ellos realizó la primera expedición venezolana en alcanzar la cima del Everest. Su esposa, la también montañista y directora del Festival Ascenso, Frida Ayala, nos cuenta cómo hace quince años un hombre de montaña se sentó a escribir un libro ilustrado.
Un muchacho y el Everest
José Antonio tenía pasión por la montaña desde niño, pero cuando subió por primera vez el Pico Humboldt en Mérida se enamoró para siempre del montañismo. Eso fue en bachillerato. Luego continuó haciendo grandes montañas en Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, México. En 1994 alcanza la cumbre del Cho Oyu, una de las 14 montañas en el mundo con una altura de 8000 msnm, tras haber escalado la mítica montaña Ama Dablam.
El Everest fue un sueño durante casi quince años para él. Ningún equipo de venezolanos había alcanzado su cumbre. Hasta que finalmente en 1997 comenzó la "ruta" al Everest junto con el resto de los miembros del Proyecto Cumbre, Carlos Castillo, Marco Cayuso, Carlos Calderas, Martín Echevarría y Marcus Tobía. El 23 de mayo de 2001 la expedición llegó al punto más alto del Everest.
Escribir La gran montaña
Todas las noches les contábamos cuentos a nuestros hijos, Sofía y Tomás. Teníamos la colección completa de libros de Ekaré. Un día los niños pidieron un cuento inventado. Y se hizo costumbre. Cada noche, nos daban dos personajes. Yo inventaba un cuento donde tocaba ver qué hacer con una princesa, un unicornio, una pelota, un robot… Pero José empezó a contar su propio cuento y cada día lo fue perfeccionando.
El cuento era "La gran montaña": la travesía de un grupo de amigos por subir la montaña más alta del mundo. Después, con la ayuda de algunas técnicas que yo usaba en preescolar con mis alumnos, pasamos a escribirlo.
Los personajes de la historia salieron de los viajes de José Antonio. Cuando Proyecto Cumbre hizo el Everest hace ya 20 años, mi hija y yo viajamos a Nepal e hicimos un paseo a una granja de elefantes, y luego nos montamos en un elefante en Chitwan. Así nació el primer personaje del cuento.
Luego, el yak era un animal que a José le fascinaba. Toda la cultura sherpa se sustenta en este animal que, a pesar de convivir con el hombre, se mantiene mucho en su estado salvaje.
Es gracioso porque Carmen Diana (la editora), cuando hicimos el libro, me pidió una foto de Tomás, que era un bebé, para que Carmen Salvador ilustrara al yak inspirada en él.
El camello bactriano lo había conocido en los viajes a Muztagh Ata y Gasherbrum. Siempre hablábamos de ese camello y de recorrer la ruta de la seda, pero no se dio.
Para terminar, nos faltaba uno... y llegó canguro. Sin ninguna otra explicación más que nos trajo un atributo que necesitábamos para el cuento.
Me encanta como José incluyó detalles de nuestra vida. Por ejemplo, cuando dice "son distintos, pero se ríen igual que nosotros". Esa frase la dijo mi hija una vez que una familia china se mudó a nuestro edificio (algo nuevo para ella) y me pareció hermoso que lo incluyera en el libro.
15 años después, un legado
Convertí su historia en una conferencia que doy en colegios públicos y privados, en zonas populares como Caucagüita o en un centro comercial. Cada vez que cuento el libro y hago la presentación sobre la vida de José, es todo muy conmovedor. Llevo los equipos y les enseño sobre el significado de "La gran montaña" como un sueño; algo que quieres lograr.
Un día, luego de contar el cuento y realizar el taller de "Alcanzar tu sueño", uno de los muchachos se animó a hablarle a una niña de quien había estado enamorado por mucho tiempo. Sin duda, el cuento tiene una forma de acercarse no solo a los niños sino también a los adultos que de forma desprevenida sienten la metáfora profundamente, y una y otra vez me dicen lo inspirados que están para ir tras sus grandes montañas. Creo que allí reside parte de su emoción.
En Venezuela y Latinoamérica, José Antonio sigue siendo un ícono y referencia del montañismo. El Festival Ascenso que fundó continúa activo. Y recientemente, se realizó una obra de teatro en Italia llamada “I guardiani del Nanga” donde toman como referencia los siete mejores y más destacados montañistas del Nanga Parbat que murieron en esta mítica montaña. José Antonio fue uno de ellos.
También continúa circulando el documental sobre su vida "Más allá de la cumbre" (2008), cuyo director Juan Carlos López decidió usar el cuento de "La gran montaña" como hilo narrador. Decisión que considero acertada porque da una profundidad de quién era José Antonio como persona y como montañista.
Para mí, su legado principal ha sido su vida, enseñanzas y pasión. Y por supuesto, nuestros dos hijos amados.
Recuerdo que uno o dos días antes de irse a Pakistán llegó muy contento. Me dijo que me tenía un regalo muy especial. Y me enseñó la maqueta del cuento. Originalmente yo había hecho unos dibujos que no fueron aceptados, pero cuando vi las ilustraciones de Carmen Salvador quedé fascinada. Todavía siento que "La gran montaña" es el regalo de José para mí.