Además de ilustradora, eres arquitecto. ¿Consideras que esta disciplina ha influido en tu trabajo de ilustración?
Muchísimo, porque la arquitectura tiene unas bases muy importantes para todas las expresiones artísticas, tanto para la pintura como para la ilustración.
¿Quién es el ilustrador que más te ha impresionado?
Son muchos los ilustradores que han tenido influencia en mi trabajo. Sin embargo, el ilustrador de Babar (Jean de Brunhoff) ha sido uno de los más importantes. Ese libro (Babar, el elefante) lo leí muy pequeña, en casa de mis abuelos, y desde entonces tuvo un gran efecto en mi trabajo. Todavía me pasa, cuando veo esas ilustraciones, que las siento contemporáneas, aunque fueron hechas hace muchísimos años. Eso me hace pensar a veces en lo que dijo el historiador de arte más importante del mundo, Ernst Gombrich: en realidad, la Historia de Arte no existe, lo que existe son los artistas.
L'histoire de Babar, le petit éléphante |
¿Las ilustraciones de libros para niños deben ir más allá del texto escrito?
La ilustración tiene el mismo peso que la palabra. Las ilustraciones deben aportar con su propio lenguaje, para complementar la historia. De esta forma, el lector puede producir también una tercera lectura... su lectura.
¿Qué es lo más difícil al momento de reflejar una personalidad narrativa en imágenes?
Lo primero, y lo más difícil, es lograr crear el personaje. El personaje debe tener alma. Es importante transmitir que tiene un corazón, al igual que una persona. Eso, para mí, es lo más difícil de lograr. Crear un personaje con alma.
¿Cómo fue la experiencia de ilustrar Estaba el señor Don Gato?
Además de Estaba el señor Don Gato, también has ilustrado El rey mocho, El libro de oro de los niños y La gran montaña. ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar junto a Ediciones Ekaré?
El rey mocho tiene muchos años, fue mi primera experiencia
en ilustración de libros para niños. Ediciones Ekaré era apenas una casita al
lado del Banco del Libro, pero ya tenía una producción importante, de calidad, que
a mí me encantaba. En esa época, yo estaba en un proyecto de pintura, investigando y
exponiendo. Un día me acerqué a Ekaré con mi portafolio, me pidieron una prueba y
comenzamos. Trabajé con Irene Savino, Verónica Uribe y con Carmen Diana
Dearden. Ellas confiaron en mi
propuesta y siempre fueron muy
respetuosas con la parte creativa. El trabajo en Ekaré tiene la excelencia del
resultado, porque se hace con cariño, sabiduría y en equipo.
Caracas, martes 7 de octubre de 2014.
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