martes, 28 de abril de 2015

Al sur de la Alameda: protagonistas de la toma

 








En mayo de 2006 cientos de estudiantes chilenos de la escuela secundaria tomaron sus colegios en señal de protesta. Reclamaban contra la Ley de Educación, contra la desigualdad y contra el lucro que en Chile se hace con la educación. Se le llamó la Revolución de los Pingüinos. Al sur de la Alameda, de Lola Larra e ilustrada por Vicente Reinamontes, es una novela inspirada libremente en estos acontecimientos. A continuación presentamos a los protagonistas de esta historia, desde la mirada de Nicolás, autor del diario de “la toma”… 

Nicolás 
En realidad, ¿cuánto me importaba la protesta?
¿qué tenía yo que ver con todo este lío? Nunca me había leído la famosa LOCE, la Ley de Educación que todos querían echar abajo. He parado más tiros al arco que ningún portero de la liga interescolar. He logrado detener siete penaltis en partidos del campeonato, y nadie de mi edad que yo conozca puede jactarse de lo mismo. Pero, ahora que estoy en la toma, es la primera vez que mi mamá dice que está orgullosa de mí.

Paula, la francesa 
Es una de esas personas que nunca se calla, mucho menos cuando lo mejor justamente es callarse. Los padres de Paula vivieron en Francia. Volvieron a Santiago el año pasado y ella entró a nuestro colegio. Es más alta que las otras chicas, tiene el pelo liso y corto, hasta la barbilla, y los ojos muy negros.  Pertenece al Centro de Alumnos. Es una de las vocales y estos días ha demostrado que es muy buena dando discursos. A veces envidio a esas personas que parecen tener las cosas tan claras en la cabeza como para poder decirlas de corrido.

Valentín 
Es curioso lo de Valentín. Hasta la semana pasada, a mí y a mis amigos nos parecía un imbécil. Siempre interviniendo en clase con su voz engolada, citando de memoria largas frases, quedándose a conversar con los profesores cuando sonaba el timbre de salida. Siempre sacando buenas notas, incluso en Educación Física, porque es un atleta bastante pasable. Siempre tan arreglado y peinado, sin quitarse la corbata ni siquiera ahora en la toma. Además de todo, Valentín es el presidente del Centro de Alumnos.


Flavia Correa
En la directiva del Centro de Alumnos la segunda en importancia es Flavia Correa, la vicepresidenta. Tiene un cuerpo de mujer de veinte años, el pelo rizado y largo y está rica, tengo que confesar. Cuando Valentín la invitó a participar en la directiva, sin duda anotó un golazo. Porque Flavia no es la típica linda-tonta. Y arrastra a las masas, sea por su buen culo o por su mal carácter. Flavia Correa es el sueño del pibe. Algunos dicen que está esperando cualquier descuido para convertirse en la presidenta.
 

Enei 
Se trata de un alumno del admirado Liceo de Aplicación; había sido perseguido por los malos de la película, golpeado y vejado por los tiras (policías de civil), obligado a alejarse de su propia toma y a refugiarse en nuestro colegio. ¿Cómo llegó hasta aquí? ¿Por qué tocó nuestra puerta y no otra cualquiera? ¿Qué sabe de nosotros? Encima, Enei sufre de esa extraña enfermedad, un mal que me suena casi cinematográfico.


El Gordo Mellado
Es un tipo gordo, obvio, alto y desgarbado, que siempre va con una mochila llena de libros, diarios y panfletos. Antes, mis amigos y yo apenas reparábamos en él, negado como es para cualquier deporte. Para nosotros simplemente se trataba del típico marginado de la clase, ese que se sienta en las últimas filas con los audífonos puestos, leyendo un mamotreto de filosofía sobre el que nadie le va a preguntar. Ahora, me ha sorprendido. Está enterado de todo lo que sucede en la política estudiantil, y también en la política nacional y en la mundial.


Los amigos de Nicolás 
Ninguno de mis compañeros del equipo de fútbol se quedó. Así que aquí no cuento ni con Domingo, ni con Fernando, ni con Rafa, mis mejores amigos.No sé qué estarán pensando de mí. Deben creer que me volví loco. Yo también lo pensaría. Hace una semana no hubiera imaginado que iba a estar aquí. Hace una semana, cuando empezaron las protestas y se decidió la toma del colegio, yo pensaba, como mis amigos, que todo ese alboroto del Centro de Alumnos era algo que no tenía nada que ver con nosotros.


Ana y Valeria 
En la "enfermería", dos chicas de tercero medio pasan allí el día, limándose las uñas y arreglándose el pelo. Se hacen trenzas, se tiñen el pelo y se maquillan. Ofrecen sus servicios de peluquería a las demás niñas, pero, hasta el momento, solo sus melenas son las que han pasado de café oscuro a un rojo verdoso bastante extraño. Los del Centro les repiten que se pueden hacer turnos, que no es necesario que estén ellas haciendo guardia a todas horas. Pero ambas resoplan: dicen que como van a estudiar medicina son las que están mejor preparadas.


La loca de los perros 
De pronto, en una de las ventanas del edificio contiguo al colegio algo se mueve fugazmente. En medio de la oscuridad creo ver una figura tras las cortinas pero, al volver a mirar, entrecerrando los ojos para enfocar mejor, ya no hay nada. Estoy seguro de que alguien ha estado observándome hace un buen rato.


 

lunes, 13 de abril de 2015

Como los niños lo ven…

Maité Dautant es especialista en Literatura Infantil y Juvenil, trabajó muchos años en la Gerencia de Información, Documentación y Estudios del Banco del Libro (GIDE). En esta ocasión, comparte con nosotros una reseña sobre Taquititán de poemas, libro ilustrado y diseñado por Ana Palmero Cáceres.  

Cada niño crea el mundo cuando aprende a nombrarlo, cuando usa la fuerza poética de la palabra para describir y explicar lo que observa, lo que descubre. De allí que la poesía sea un género tan afín a la infancia. Este acto natural de creación permanente encuentra un espacio de representación en la obra de los autores venezolanos que han escrito poesía para ese público tan especial.
  
Estos poetas comparten con los lectores una visión afectuosa y cálida del mundo, donde tiene cabida lo cotidiano, lo pequeño, lo que está al alcance de las manos y de los ojos maravillados de los niños.

Taquititán de poemas, de Ediciones Ekaré, nos invita a asomarnos al trabajo de esos creadores, quienes han construido su obra desde la confianza y el respeto hacia un lector que vive la poesía como experiencia cotidiana, y que es capaz de apreciar y disfrutar tanto las imágenes como los juegos con la palabra, presentados a manera de pequeñas historias que describen la existencia de seres y objetos familiares.

Se trata de una acertada selección de textos que parte del punto de vista de los niños para construir una visión renovada del mundo. Poemas breves, sonoros, atractivos, que propician una atmósfera alegre y festiva, que disponen al lector a explorar el sonido, el sentido y las imágenes literarias que se le proponen. Al mismo tiempo, se ofrece un espacio para experimentar lo trascendente, aquello que es capaz de conmover por su profunda y delicada belleza.

Las ilustraciones son otro componente fundamental de ese microcosmos contenido en el libro. Imágenes llenas de color y movimiento cuentan pequeñas historias paralelas y propician la lectura del discurso visual, al tiempo que amplían la experiencia estética. Los personajes, muy bien definidos tanto en sus características como en sus acciones, son una presencia contundente. Acompañan al lector en un recorrido en el que cada doble página funge como una estación de exploración dentro de un trayecto circular que inicia y concluye con una suerte de comparsa. Ese tono celebratorio festeja el tránsito a través de la poesía que se construye trenzando palabras e imágenes.

Los textos apelan directamente al lector y lo invitan al juego imaginativo a partir de la comparación entre seres, objetos y referentes conocidos. En esta línea, los animales son presentados como habitantes de un mundo que genera curiosidad y que produce peculiares metáforas, en el intento de explicar sus cualidades y de representar las situaciones fantásticas que la capacidad fabuladora de los niños les puede asignar. La naturaleza, con todos sus elementos, sus fenómenos y sus criaturas, es presentada desde una perspectiva cercana y cariñosa. Se le reconoce como un espacio disponible para la exploración, pero que, a través de las palabras, termina siendo también una proyección de nuestro mundo interior, de nuestra manera de mirar.

Taquititán de poemas es un libro para recorrer con todos los sentidos, para compartir, para aproximarnos al conocimiento de nuestro mundo desde una nueva dirección.


martes, 7 de abril de 2015

Taquititán de poemas: inspiración y desarrollo del proceso creativo

En esta oportunidad, conversamos con Ana Palmero Cáceres, quien describió su proceso de trabajo como ilustradora y diseñadora del libro Taquititán de poemas. 

Desde un principio, la palabra taquititán nos suena musical. Y fue eso, el ritmo de los poemas lo que se entrelazó con la imagen. Cuando nació este proyecto, una selección de María Francisca Mayobre, a partir de un libro editado por María Elena Maggi, se buscaron poemas dirigidos a los niños más pequeños: poemas cortos y con ritmo. Casi todos los poemas seleccionados tienen que ver con la naturaleza, por esta razón, quise aprovechar la flora y fauna venezolana para representarla en las ilustraciones.



A veces, tomar un proyecto como diseñadora e ilustradora a la vez, resulta más sencillo porque ambas disciplinas se funden, y el libro se concibe como una unidad desde el comienzo. Cada doble página se relaciona entre sí, ya sea por los personajes o por los ambientes. La unión entre ellos establece justamente la escena de la ilustración. Por ejemplo, hacer un vínculo conceptual entre el ciempiés y un pequeño tren verde; el enamoramiento entre un mono y una pereza, o una bonita relación de trabajo entre un caimán y un rabipelado. Todos ellos eran personajes y títulos de poemas.



En cuanto a la técnica de ilustración, utilicé lo que podría llamarse un collage digital. Hice muchas texturas con creyones y colores de cera, que escaneé y utilicé luego como una especie de papeles digitales. Se puede decir que recorté esos papeles creando formas, aprovechando los colores y texturas. 



Por lo general, mi proceso creativo comienza por la composición gráfica de los elementos en la doble página: las líneas básicas de los personajes y los textos. Una vez que tengo el balance de ambos, puedo comenzar con el trabajo creativo. 





Dentro de las ilustraciones hay algunos guiños con el cine. El caimán, por ejemplo, tiene un sombrero y pestañas como las de Alex DeLarge, personaje principal de la película La naranja mecánica de Stanley Kubrick. En el poema Taquititán, de Gallegos Mancera, aparecen bailando animales que figuran en el resto de las ilustraciones, y que se despiden festivamente como en el final de de Federico Fellini.