martes, 10 de noviembre de 2020

Poesía y ciencia ficción: un viaje espacial en verso

Mercedes Palomar, editora de En peligro de extinción, recorre las diferentes formas poéticas utilizadas en esta obra de humor, ciencia ficción y poesía, para entender cómo también se puede echar mano del arte de los grandes, como Dante o Quevedo, para narrar una aventura espacial para niños.

Nono Granero nació en Úbeda, Jaén, en 1968. Es escritor, ilustrador y narrador oral. Es también músico y titiritero. Colabora en el festival “En Úbeda se Cuenta”, punto de encuentro de narradores de todo el mundo. En 2017 fue finalista del concurso de poesía para niños y niñas “Ciudad de Orihuela”. Ha escrito e ilustrado más de una veintena de libros para niños, jóvenes y adultos.

En los textos de Nono Granero, la poesía y la tradición son una constante. Tal vez por eso no resulte extraño que a la hora de escribir En peligro de extinción, se lanzara a contar la historia como ¡un poema épico! Pero la cosa no quedó ahí: usaría formas métricas muy variadas, estilos y estructuras cambiantes en función de cada momento. Al leer recitando estos poemas nos sentimos participantes de un viaje lleno de referentes a la Literatura. 



La historia comienza con versos de arte menor, unas quintillas que presentan al protagonista del cuento, el lince Facundo. Este tipo de verso, tan musical y rítmico, resulta familiar al oído de cualquier niño, de forma consciente o inconsciente, ligado al mundo de las nanas, canciones populares, juegos infantiles; los primeros poemas oídos en la infancia: 

Siempre fue un lince mimado:
desde que nació, atendido,
vacunado, bien comido,
limpio, medido y pesado,
con un biólogo al lado.
[...]





En el segundo poema comienza la aventura. «Una noche sin luna, con extremo sigilo...» El momento es emocionante, la noche está oscura, el tiempo se ralentiza. Si fuera una película, habría música de intriga. Este ambiente misterioso se traduce en el empleo de una octava real, con versos alejandrinos, más largos y misteriosos, dejando además truncado el final para reforzar el suspense. Versos de arte mayor que nos recuerdan a antiguos poetas medievales, Gonzalo de Berceo, el Arcipreste de Hita:

Una noche sin luna, con extremo sigilo,
Facundo usó sus garras para abrir el candado.
Y aunque no veía nada, caminó con estilo
sin quejarse al chocar, por no ser escuchado.
[...]



Cuando Facundo y Adalberto se encuentran junto al río, aparece el primer diálogo del texto. Aquí la estrofa cambia: tercetos encadenados de endecasílabos, serie que se cierra añadiendo un verso al final, a la manera de la Divina Comedia; en este caso, acompañando la sorpresa final, pues Adalberto, un águila, parece sentirse algo indefensa en el aire: 

[...]
–Tengo vértigo –le confesó Adalberto–. 
Prefiero acompañarte caminando....



A lo largo de la historia, el salto de un estilo poético a otro es continuo. El encuentro con la tortuga Marina, por ejemplo, se cuenta en forma de lira: combinación de versos heptasílabos y endecasílabos, con una pauta métrica y de rima muy definida, que en efecto recuerda el sonido ondulante de una lira, con referentes literarios infinitos, desde Garcilaso de la Vega a Fray Luis de León o San Juan de la Cruz:  

[...]
–Montaos sobre mí;
busquemos un sitio en que el ser humano
no se comporte así.
Algo, aunque sea lejano,
hallaremos a salvo de sus manos.



Un último ejemplo. Casi al final de la historia hay un poema muy sencillo, pero a la vez intenso, escrito con coplas de pie quebrado, a la manera del lamento de Jorge Manrique ante el destino. Allí Nono Granero tiene la gracia de unir la decepción del fracaso con ese sentido del humor tan propio suyo: 

La atmósfera atravesamos
mientras pensamos lo mismo:
—¡Qué guarrada!
¿Tanto que nos esforzamos,
tanto hacer astroturismo,
para nada?


En peligro de extinción mezcla formas poéticas de la tradición culta y popular. Todas ellas, como el color, el trazo o la línea en una pintura, contribuyen a dar cuerpo a la historia que se está contando, apoyar un ritmo, una sensación, un ambiente. 

No vamos a destripar aquí el libro completo, donde además de las formas citadas hay sonetos, romances y no solo eso: también naves espaciales, animales en peligro, planetas desconocidos, agujeros negros, dinosaurios, gafas de sol ¡de las de espejo!, aventura, acción y emoción a raudales. En definitiva, una historia para niños escrita en verso, un género que ha sido usado para contar cuentos desde tiempos inmemoriales. 

Alguno se preguntará ¿y qué le importa a un niño que un verso tenga ocho sílabas o catorce, que un romance no sea igual que un soneto, o una rima funcione así o asá? No cabe duda de que el niño capta en el ritmo, la musicalidad, el lenguaje de la poesía, un lugar en el cual se siente a gusto, como en casa. Los niños y las niñas, sencillamente, comprenden. Por eso vale la pena poner la poesía a su alcance, a cualquier edad. 

En peligro de extinción es una historia de ciencia ficción, escrita e ilustrada por Nono Granero, con múltiples capas de lectura de texto e imagen (para niños y adultos), y una variada paleta de versos que aporta riqueza y musicalidad, ampliando horizontes y sensaciones mientras enriquece la experiencia estética que propone el álbum a quienes se aventuren a viajar en él.



martes, 3 de noviembre de 2020

Marie Curie: Notas de la ilustradora

«Una biografía sabia, vibrante de emociones, que cuenta los hechos históricos de la vida de la científica Marie Curie, en una narrativa íntima, personal y pública […] Este libro fusiona magistralmente la historia del arte con la de la ciencia», así reseña el veredicto del Premio Bologna Ragazzi 2020 el libro escrito por Irène Cohen-Janca e ilustrado por Claudia Palmarucci: Marie Curie, en el país de la ciencia.


Ilustrar un álbum que narra la vida de un personaje de la historia conlleva un trabajo de investigación minucioso, una búsqueda de numerosas referencias para lograr el ambiente y el estilo deseados. Compartimos algunas de las notas incluidas en Marie Curie, en el país de la ciencia, sobre el proceso de Claudia Palmarucci para recrear en ilustraciones la vida de esta importante científica.


Claudia Palmarucci, nació en Tolentino, Italia, en 1985. Hizo estudios de arte en la Academia de Bellas Artes de Macerata donde ahora enseña. Ha estudiado con grandes ilustradores como Vitali Konstantinov y Maurizio Quarello. En 2009 cursó el máster Ars in Fabula. En 2011 fue seleccionada en Illustr’arte y en el prestigioso CJ Picture Book Award.


Página 7


Esta ilustración, caracterizada por un cierto hieratismo y estatismo, nace del deseo de evocar visualmente un tema tradicional de la iconografía cristiana: la Virgen y el Niño. Específicamente, una imagen propia de la tradición medieval bizantina: la Virgen Negra de Czestochowa. Como cuenta Susan Quinn (Marie Curie. Una vita, Bollati Boringhieri, 2013, pág. 17), en la Polonia del siglo XIX el nombre de María estaba estrechamente ligado a la causa nacional. De hecho, se decía que la Virgen Negra de Czestochowa había ayudado a Polonia en 1655, ahuyentando a los invasores suecos. La misma Maria Salomea Skłodowska, a quien conocemos como Marie Curie, debe su nombre al ardor patriótico de sus padres: para ellos no era un nombre de la Virgen sin más, como observaba su padre, Władysław, era el de la «patrona [...] de nuestra tierra». 



Página 51

En el año de su descubrimiento, se hacía propaganda del radio como si fuera el remedio a cualquier enfermedad. Radio en los dentífricos, en las cremas, radio para curar el cáncer, para el lupus y para cualquier problema. De hecho, todavía no se conocían los efectos mutagénicos que podía causar una exposición continuada a las radiaciones, si bien Pierre ya había intuido el peligroso potencial tóxico del elemento, tanto así que habló de ello en el discurso de entrega del Nobel. El descubrimiento fue rápidamente aprovechado en las estrategias publicitarias de muchas industrias. La marca de cosmética Tho Radia, por ejemplo, lanzó una crema «a base de torio y radio», presentada como fórmula de un tal doctor Alfred Curie, homónimo pero desconocido entre los científicos. Mi imagen es una representación de aquel cartel. Añadí dos probetas que contienen agua helada, que se evapora creando una especie de hongo atómico, porque en aquellos años Pierre publicó un artículo que revelaba un descubrimiento del todo sorprendente: un solo gramo de radio bastaba para llevar a ebullición un gramo de agua helada en una hora. Un historiador de la ciencia vio en este descubrimiento «la primera aparición, en la trayectoria humana, de la energía atómica bajo el concepto familiar de calor» (Susan Quinn, pág. 225).


Página 58


Imagen inspirada en la obra de Winslow Homer, Blackboard (1877).



Página 72


Paul Langevin era un científico apasionado y brillante que vivía con su esposa Jeanne Langevin una relación conyugal tumultuosa, llena de chantajes y peleas incendiarias. La figura colérica y chillona que representé abajo, a la derecha, está inspirada en un detalle de la obra de Agnolo Bronzino, Alegoría del triunfo de Venus, (c. 1540-1545), óleo sobre tabla hoy conservado en la National Gallery de Londres. En la pintura de Bronzino se puede observar, a la izquierda, la misma figura que grita llevándose las manos a la cabeza. Se supone que esa mujer podría ser la personificación de los celos y la desesperación.

Página 72

Intenté trasladar a imágenes un momento que caracteriza la enorme aportación que ofreció Marie a Francia durante la Primera Guerra Mundial. Más allá de ocuparse de la instalación de aparatos radiográficos, Marie desarrolló cursos de principios técnicos de radiología, la llamada escuela para manipulatrices. Mujeres de diversas procedencias sociales participaron en intensas semanas de adiestramiento hasta adquirir habilidades para operar y mantener en funcionamiento los instrumentos radiológicos. Su hija Irène, que tenía solo dieciocho años, trabajó siempre junto a su madre, y también ella llegó a ser profesora en esta escuela.



Esta es solo una parte de las observaciones ligadas a las imágenes. Es realmente difícil indicar por completo la cantidad de material visto durante estos meses, sin el cual habría sido muy complicado acercarse a la vida de la científica. De modo particular, fue indispensable la cuidada biografía escrita por Susan Quinn, Marie Curie. Una vita (Bollati Boringhieri, 2013). También fue de gran ayuda la biografía que Ève Curie escribió a solo cuatro años de la muerte de su madre, Vita della signora Curie (Mondadori, 1938) y la autobiografía de la propia científica, Autobiografia (Castelvecchi, 2017). Para ahondar en cuestiones más específicas a nivel histórico, cultural y científico fue también esencial el material disponible en línea, en particular la cantidad de datos gentilmente cedidos para su uso en la web del Musée Curie. Finalmente, para recrear los lugares y las atmósferas de la densísima vida de la científica, me ayudó un gran número de películas y documentales dedicados a ella más o menos recientes.