Todos los textos son originales porque cada traducción es distinta.
Cada traducción es, hasta cierto punto, una invención
y así constituye un texto único.
Octavio Paz
Desde sus inicios en 1978, y como
consta en sus documentos fundacionales, Ediciones Ekaré se propuso ampliar su
catálogo con traducciones y coediciones que reflejaran lo mejor de la
literatura infantil publicada en otros países. Además de libros que reflejaran
la cultura venezolana y latinoamericana, la idea era incorporar obras
fundamentales de la literatura infantil y juvenil en otras partes del mundo que
abrieran ventanas al mundo de los lectores en América Latina y Venezuela.
Carmen Diana Dearden, cofundadora y presidenta de Ekaré, señalaba en 1978 que:
Cada traducción es, hasta cierto punto, una invención
y así constituye un texto único.
Octavio Paz
"La única diferencia entre los libros editados originalmente en español por Ediciones Ekaré (u originales como los solemos llamar) y los traducidos, es que cada uno refleja su propia cultura. Los criterios de selección para las traducciones es que sean libros muy buenos, bien escritos, bellamente ilustrados, y que reflejen su entorno, su cultura, su país".
Con esta idea, nace la colección Libros de todo el mundo, clásicos de la literatura infantil de reconocidos autores e ilustradores, traducidos al castellano. Para incluir traducciones en el catálogo, es necesario pasar por un proceso de compra de derechos de autor: la editorial selecciona un libro publicado por una editorial extranjera y negocia un contrato para traducirlo y venderlo al castellano.
Curiosamente, la primera traducción de Ekaré fue La Expedición (originalmente La Spedizione en italiano), un libro sin palabras que cuenta la historia de unos conquistadores que, con mucha picardía, reciben una sorpresa. Carmen Diana Dearden cuenta una anécdota a propósito de la publicación de este libro en 1978:
"Escogimos ese libro por el tema, porque era perfecto para América Latina: que no tuviese texto era irrelevante. Le llevamos el proyecto al gerente de la fundación que nos ayudaría con el financiamiento, quien confesó no saber mucho de libros para niños. Sin embargo, insistió en ver el libro antes de aprobar cualquier aporte. Yo insistía en que no podía verlo antes de que diera el aporte porque no podíamos hacerlo sin él y su eventual evaluación me producía cierta aprehensión. Así pasamos varias semanas, él pidiendo el libro y yo diciendo que no podíamos mostrárselo. Finalmente, le llevé La Spedizione para que viera el libro que íbamos a traducir. Lo hojeó de adelante hacia atrás, y de atrás hacia adelante, perplejo. Al final dijo: 'Pero esto no tiene palabras, ¿qué van a traducir?'. 'El título', contesté. Resuelto el problema".
Cuando se hace una traducción se cuidan todos los detalles, como si fuera un libro original. Las traducciones tienen un traductor responsable que puede ser del equipo de Ekaré o algún traductor especializado, por lo general, cercano a la editorial. Siempre se trata de que los libros tengan un lenguaje muy cuidado, un español de América. Para esto se trabaja en equipo: con los autores originales, los editores originales (quienes publicaron por primera vez el libro), e incluso con los autores e ilustradores, a veces modificando ilustraciones y tipografías realizadas a mano. En Ekaré se trabaja en conjunto, corrigiendo y poniendo a punto las traducciones con el equipo editorial. En otros posts que iremos publicando semanalmente, te invitamos a conocer algunas anécdotas detrás de las traducciones de los libros de Ekaré: La sorpresa de Nandi, Conocí a un dinosaurio, Sofía viaja a la Antártida, Animales domésticos, El ogro de Zeralda, Mar, El oficial Correa y Gloria, Sopa de ratón, Zorro, El Bunyip y Doña Eremita sobre ruedas. Cada traducción tiene su pequeña historia, su pequeño secreto que hace que ese libro ahora en castellano sea original y único.