Lara Meana, dueña de la librería El Bosque de La Maga Colibrí en Asturias, España, hizo de los libros su dedicación. Ante el deseo de ofrecer un nuevo acercamiento a la literatura infantil y juvenil, abrió un espacio especializado en promocionar la lectura a través de talleres, juguetes, escaparates y horas de té. Junto a esto, asumió el oficio de ser librera. Acá nos cuenta cómo.
¿Cómo selecciona los libros de su librería?
Escaparate o vitrina de En casa de mis abuelos en la librería. |
Me hice bibliotecaria por mi amor a los libros, lo que me apasionaba era leer y compartir mis lecturas. Cuando me incorporé a mi plaza me di cuenta de que mi desconocimiento del fondo infantil era importante así que pasé muchas horas leyendo en sala y empecé a buscar con avidez información sobre literatura infantil. Así, entre lo que iba leyendo, lo que iba aprendiendo y mis conversaciones con los niños usuarios de la librería, fui formando mi criterio.
Cuando decidí abrir una librería especializada tuve claro el criterio que iba a definirla: buenas historias con buenas ilustraciones; buenas experiencias lectoras que contribuyeran a formar lectores que disfrutaran. Cada libro que puebla El Bosque de la Maga Colibrí está aquí por una razón. La mayoría me los he leído o han sido recomendados por personas en cuyo criterio confío mucho. Me gustan; muchos me encantan.
¿Qué expectativas tiene de los talleres en la librería?
Taller de En casa de mis abuelos realizado en la librería. |
Por aquel entonces Beatriz Sanjuan, una gran profesional de la animación lectora, empezó a pasar bastante tiempo en la librería y comenzamos a compartir nuestras experiencias y los libros que nos apasionaban. Así, surgió la posibilidad de que ella se encargara de los talleres, pero planteándolos como un programa de animación lectora y de formación de mediadores.
¿Cómo define el espacio infantil en las librerías?
Creo, sin embargo, que esto no es un problema de las secciones infantiles de las librerías, sino de las librerías en general. La presión de la cadena del libro está llevando a la desaparición del librero, puesto que se considera su espacio como un mero depósito de las novedades editoriales a colocar.
Digamos entonces, en resumen, que defiendo la necesidad de la existencia de buenas librerías con personalidad, que tienen detrás a un librero que ejerce su criterio. Y esto incluye el espacio infantil.