“Los rasgos
físicos de la princesa los encontré en mi calle en El Cementerio, avispada y
bonita, y los mezclé con los rasgos de una chilenita, la hija de Verónica
Uribe (Lola Larra, autora de Al sur de la Alameda). [...] Decidí que la
princesa era una niña capaz de soñar con toda su fuerza. Y que no se quedaba
sentada lloriqueando «ay, yo quiero...», sino que además tenía fuerza
de voluntad y sentido práctico y tomó la realización de su sueño en sus propias
manos. También comprendí que más importante que el prendedor eran las
estrellas. El amor a la estrella es un amor por la luz, con todos sus
significados simbólicos posibles. Y la luz tenía que ser mi recurso principal
para realizar mis imágenes”. Monika Doppert. ¿Cómo viste un rey
venezolano? La imagen auténtica y sus contradicciones. Caracas, 1999: Banco del
Libro.
“Hermoso, y las ilustraciones en blanco y negro son
para perderse en ellas”.
“Ese poema me hacía soñar cosas bellísimas cuando
estaba chiquita”.
“Margarita fue entre todos mi preferido y lo aprendí
de memoria de tanto leerlo por el gusto de repetir algo tan bello”.
“Decidí utilizar el creyón de madera profesional Faber-Castell sobre papel Fabriano de algodón texturizado… El negro de la piel y cabellos de la niña, que Ana Maria Machado me había encargado como la más bella del mundo, resaltan dulcemente, logrando, como me diría Jorge Elías Luján, «iluminar con el negro»". Rosana Faría. La técnica es la diversidad. Caracas, 2013: Ekaré.
“En el encuentro
con Ana Maria Machado me quedó muy claro que su intención era buscar una nueva
heroína infantil...”. Rosana Faría. RELAJIJ, 2003: Banco del Libro.
“¿Dónde está la belleza de los seres y de las cosas? Ésta pareciera ser la pregunta que subyace entre las líneas de este cuento”.
“Dicen que todos los ilustradores se dibujan a sí mismos en sus personajes. Pero cuando a Max Velthuijs le preguntaron si él era Sapo, protagonista de su más famosa serie de libros para niños, lo negó con mucha firmeza. Sin embargo, quienes vimos al ilustrador holandés en su visita a Venezuela sumergiéndose en las cálidas aguas del Caribe con un traje de baño con rayas blancas y rosadas, idéntico al que usa el inocente Sapo, no dudamos de que Max era Sapo”.
“Cuando escucho
de los padres y niños cuánto les gustan Sapo y sus amigos, me supera un
sentimiento de felicidad y logro. Y cuando me preguntan cómo lo hice, tengo que
responder la pregunta con un simple: «No lo sé». Sólo puedo decir que hice mi
mejor esfuerzo y que traté de transmitir mis sentimientos de una manera honesta.
Porque de eso se trata todo” Max
Velthuijs
“Max Velthuijs logra captar las ideas más profundas de
la forma más sencilla”.
“Su prosa es sencilla como sus ilustraciones y hablan
en forma cercana para que mi hija se pueda envolver con ellas e identificarse
con sus personajes y sus aventuras”.
“Cuando recibí
por primera vez este libro, me enamoré del manuscrito inmediatamente. Este cuento me
recordaba mucho mi niñez, porque solía mudarme a menudo y una de las pocas
constantes en esos tiempos era la biblioteca. Mamá solía llevarnos a mis hermanos
y a mí todo el tiempo. [...] Todas las
bibliotecas del mundo huelen igual, huelen a libros viejos. Ilustré León de Biblioteca de una manera dulce y
al estilo de los cuentos clásicos, con la idea de poder transmitir a los lectores
esa sensación de seguridad y comodidad que sentía en la biblioteca cuando era
pequeño”. Kevin Hawkes
“Este álbum es
un libro sincero, coherente, admirablemente bien construido, gracioso y próximo”.
“Una historia
perfectamente construida, divertida, y con unas ilustraciones en carboncillo y
acuarela que le dan ese toque tan especial de clásico”.
Daniel Heredia
Daniel Heredia
“Uno de mis ídolos en el mundo de los libros infantiles es Maurice Sendak. Mi trabajo editorial siempre ha tenido gran influencia de él como ilustrador, especialmente por sus personajes y los detalles de sus mundos imaginarios. Cuando el manuscrito de Javier Rondón llegó a mis manos, yo quise crear un personaje que, al igual que los personajes de Sendak, tuviera personalidad, ojos muy expresivos y detalles en su vestuario (así como el sombrero con un clavel), inspirados en los personajes del libro Donde Viven Los Monstruos”. Marcela Cabrera
“Ni en mis más locos sueños hubiese pensado que hace
más de cinco años este sapo tornasolado y despistado se iba a convertir en uno de
los favoritos de mi Matt”.
“Un texto breve, simpático y melodioso, con ilustraciones que son un verdadero deleite”.
La boda de los ratones es una
fábula tradicional japonesa, en la cual el padre de una ratoncita muy coqueta
desea casarla a toda costa con alguien fuerte y poderoso como el Sol. Un día se da cuenta que no hay mejor esposo para su hija que uno de su misma especie,
porque “en el mundo los pequeños son importantes también”. Existen diferentes
versiones de este cuento, pero en referencia a La fábula de la ratoncita presumida, la investigadora María Elena Maggi apunta:
“En el género de las fábulas, muy cultivado por los humoristas venezolanos, Aquiles Nazoa alcanzó una gran perfección formal; en general siguió el estilo de los fabulistas clásicos y creó breves y divertidas historias en versos, protagonizadas por animales, en las que logró combinar metáforas muy hermosas con mucha picardía -a veces, aliñadas con una gran dosis de humor-, y las consabidas moralejas”. María Elena Maggi. Para leer y releer a Aquiles Nazoa. Caracas: 1997. RELAJIJ: Banco del Libro.
“En el género de las fábulas, muy cultivado por los humoristas venezolanos, Aquiles Nazoa alcanzó una gran perfección formal; en general siguió el estilo de los fabulistas clásicos y creó breves y divertidas historias en versos, protagonizadas por animales, en las que logró combinar metáforas muy hermosas con mucha picardía -a veces, aliñadas con una gran dosis de humor-, y las consabidas moralejas”. María Elena Maggi. Para leer y releer a Aquiles Nazoa. Caracas: 1997. RELAJIJ: Banco del Libro.
En 1979 la editorial funcionaba en un galpón del Banco del Libro. Muchas veces se encontraban, por las mañanas, pequeñísimas huellas sobre los escritorios, documentos e ilustraciones. Por fin, alguien reveló la identidad del visitante: se trataba de un rabipelado (zarigüeya o tlacuache) que acostumbraba colarse en el galpón por las noches. Meses después y por mera coincidencia, se publicó El rabipelado burlado. Con el pasar de los años fue inevitable pensar en el rabipelado como la mascota de la editorial. El Rabipelado Burlado: un lector inesperado: Ekaré
“Mi hijo menor
nació en el mismo año que publicamos El rabipelado burlado, y por eso por algunos meses lo apodaron «Rabipelado». Y
sigue siendo el personaje favorito de mis dos hijos” .
“En la época en la que ilustré Rosaura en bicicleta yo no me parecía en nada a la señora Amelia; tomé como modelo a una tía mía y no me imaginé jamás que esto terminaría ocurriendo. Claro, es una casualidad que me divierte, descubrir que con el paso del tiempo en algunos rasgos nos vamos pareciendo más y más Amelia y yo”. Morella Fuenmayor: Instantáneas de una mirada. Caracas, 1998: RELAJIJ: Banco del Libro.
"Cuando escribí la historia nunca la imaginé en un país o región determinada. Las excelentes ilustraciones de Morella Fuenmayor la situaron en un pueblo del litoral cercano a Caracas. La edición para los Estados Unidos agregó al final del cuento: «...si visitas ese pueblo en Venezuela...», lo cual me sorprendió bastante. Más tarde, en un viaje de vacaciones por Venezuela, nos paramos en una venta de comida al borde de la carretera y, al observar en el sitio una gallina que picaba los restos caídos al suelo, un gato jugando cerca de ella y un loro sobre el respaldo de una silla, riendo a carcajadas, tomé conciencia inmediatamente de que Rosaura en bicicleta es una historia venezolana, lo cual me enorgullece". Daniel Barbot
“El personaje
del vendedor de frutas, a quien Rosaura se lleva por delante en su bicicleta,
está modelado en Mauricio, quien siempre llegaba a vender frutas a Ekaré.
Todavía lo encontramos por ahí de vez en cuando, con su carrito intacto porque
Rosaura no se lo ha llevado por delante”.
Carmen Diana
Dearden
“Yo quería compartir con los niños esas frustraciones que tienes cuando estás aprendiendo a dibujar, cuando quieres que algo te salga bien y nadie te entiende. Cuando crees que algo te ha salido maravilloso y se estropea de la forma más tonta. Quería explicarles a los niños eso que nos pasa a todos: niños, adultos o topos. [...] La edición fue un intercambio de correos fluidos, como quien tiene una charla sobre un hijo en común al que quieres. Trabajar con Verónica Uribe ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido en edición. Me hacía ver el libro «desde afuera», como lo hace el lector, pero sin perder la libertad que necesitamos los autores para contar lo que queremos”. Rocío Martínez
“En cada historia nos sentimos más a gusto en el mundo que ellos habitan y entramos o salimos de él con una tierna sonrisa”.
"Conseguí en un
matorral de San Antonio de Los Altos una especie viva de la flor y me la llevé a casa
para registrar el color. Por supuesto, me comí unas cuantas moras y quedé
ensartada en el matorral. Luego hice un estudio de las caras de los ancianos y
jóvenes de la etnia Pemón para humanizar a La mora, colocándole el color de las pieles
indígenas. Lo que más me gustó de ilustrar este personaje es su sensibilidad para sentir
la esencia de las cosas. Ella se enamora del brillo de los ojos, el zumbido de
las alas y la manera de volar de El cocuyo, mientras a él sólo le interesa
la belleza material. Disfruté mucho la
creación de este personaje, un personaje muy espiritual". Amelie Areco