lunes, 1 de abril de 2013

La técnica es la diversidad

Rosana Faría, ilustradora de Pin Uno Pin Dos; Niña Bonita; Jararaca, Perereca y Tiririca y Un diente se mueve, narra su encuentro con las técnicas apropiadas para cada libro publicado con Ekaré.
  
 Pin Uno Pin Dos
Mi primer proyecto con Ediciones Ekaré fue este pequeño libro de la colección Rimas y Adivinanzas; al ser la puerta de entrada a esta editorial, significaba mucho para mí. Pin Uno Pin Dos fue ilustrado totalmente con un rapidograph marca Rotring, punta 0.2, con un dibujo figurativo limpio en el que utilicé un achurado sencillo para sombrear. Luego Irene Savino, la directora de arte, utilizó tramas de mediotono para hacerle fondos de color plano, que es un verde pantone 357 C, en vez de negro, lo que le da esa apariencia sutil.
   

 Niña Bonita
Este segundo proyecto fue una confirmación de la buena acogida de mi trabajo anterior y la oportunidad para desplegar y demostrar mi profundo amor por el oficio. Decidí utilizar el creyón de madera profesional Faber-Castell sobre papel Fabriano de algodón texturizado, en un formato de 40x32 cm, casi el doble del tamaño al que se reproducirían las ilustraciones. Con esto logré un efecto de delicada filigrana en la que los tonos pasteles del iluminado paisaje playero colorearon el entorno contrastante: el negro de la piel y cabellos de la niña, que Ana Maria Machado me había encargado como la más bella del mundo, resaltan dulcemente, logrando, como me diría Jorge Elías Luján, "iluminar con el negro".


Jararaca, Perereca y Tiririca
El collage fue la técnica escogida para ilustrar esta historia por una sugerencia de Monika Doppert: “Ilustra con materiales con los que se te dificulte expresarte”. Una historia que corría el riesgo de convertirse en panfletaria no podía ilustrarse con técnicas suaves y dulces. Había que usar una técnica transgresora, que convocara el humor. El collage, entonces recomendación de Irene Savino, representa en esta historia el avance de la tecnología por encima de la naturaleza, ilustrada en gouache. La permanencia de Tiririca en contra de toda adversidad está exaltada en la última escena.


Un diente se mueve
En este proyecto se me daba la oportunidad de volver a tener una protagonista humana y hermosa, por lo que le pedí a mi sobrina Eloísa Toro que fuese mi modelo. Yo quería retomar la acuarela aunque no estaba segura de querer utilizarla de la manera que lo había hecho en otros libros. Entonces Ana Carolina Palmero, la directora de arte con quien hice equipo en este proyecto, hizo una prueba digital que me fascinó y me impulsó a buscar el soporte que me permitiera lograr tanta libertad con la acuarela. En ese momento aparec Ricardo Benaim, quien me permit usar su taller y buscar entre su colección de papeles traídos de todo el mundo: allí conseguí un maravilloso papel de arroz sobre el cual pinté la historia.

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