Helen Oxenbury y Michael Rosen, autores del libro Vamos a cazar un oso, contaron al periódico inglés The Guardian cómo fue el proceso creativo detrás de esta clásica historia. Ediciones Ekaré publicó la primera versión en español en 2003 con traducción de Verónica Uribe.
Michael Rosen y Helen Oxenbury |
Lo que más me gusta de Vamos a cazar un oso es que está escrito
de tal manera que no restringe la imaginación del lector. En principio, Michael había pensado en un
rey, una reina y un bufón para los personajes principales, pero inmediatamente
lo vio como un grupo de niños. Todo el mundo piensa que el personaje mayor es
el padre, pero de hecho es el hermano mayor. Me inspiré en mis propios hijos.
No quería que hubiese adultos alrededor, porque suelen limitar la imaginación.
El perro del libro era mi propio perro.
Michael y yo no nos conocimos sino hasta el final del proyecto. Me dio toda la libertad posible. Usualmente debo hacer algunos bosquejos para mostrar, pero en este libro lo hice todo de una vez. Me involucré tanto con el libro que no quería mostrar nada antes de terminarlo.
La estructura de la historia fue
un reto. Finalmente se me ocurrió utilizar el blanco y el negro cuando los niños contemplaban una escena y utilizar el color cuando llevaban a cabo una acción. Para
las escenas cenagosas, me inspiré en las planicies lodosas de Suffolk, al este
de Inglaterra, en donde tengo un cobertizo. Para hacer la playa rocosa en donde
se encuentra la cueva del oso, tome como referencia una playa en Pembrokeshire,
Reino Unido.
Playa en Pembrokeshire, Reino Unido. Foto tomada de Internet. |
Soy terrible observando a las personas. Sin embargo, voy a una cafetería todos los días y me siento a ver a los transeúntes.
Suelo dibujar recordando esta galería de posturas y expresiones. El mayor reto
de la ilustración es transmitir las emociones sin exagerar.
Mientras ilustraba el libro, se me ocurrió
que el oso estaba solo en la cueva y que, tal vez, quería compañía y no comerse a los niños. Para ilustrar la postura del oso al final del cuento, me inspiré en un amigo que sufría de depresión, cada vez que caminaba, sus
hombros caían. De hecho, mi amigo ahora se reconoce a sí mismo y tiene el
dibujo original colgado en la pared.
Michael Rosen, autor.
Al parecer, la historia tiene
raíces en una canción popular que circulaba en los campos de Norteamérica. A veces, en vez de un oso, era un león. La escuché por primera vez a finales de
los años setenta y comencé a utilizarla en mis recitales de poesía. El editor
de Walker Books, David Lloyd, vio uno de esos recitales y me dijo que podría ser un
gran libro. Le dije que él debería escribirlo. Él dijo que yo debería
escribirlo. Y lo hice.
Sin embargo, la manera en la que yo
interpretaba la historia no servía para un libro, era demasiado corta. Entonces
se me ocurrió inventar sonidos para cruzar la hierba (suish, suash) y el lodo
(plochi, plochi). Luego agregué un bosque y la tormenta.
Dieciocho meses después, los
editores me llevaron a un cuarto oscuro con una mesa que tenía una pila de
papeles separados por papelitos de colores. Los editores abrieron la pila de
papeles y yo estaba sorprendido. Primero, era una serie de imágenes hermosas.
Segundo, no sabía de qué modo estaban relacionadas con una cacería de oso.
Parecía una familia de vacaciones en Cornwall. Yo me había imaginado un
carnaval con un oso en traje. Las ilustraciones de Helen eran totalmente
diferentes.
Los editores dijeron que era un libro asombroso. Y lo confieso, yo no entendía. Yo pensé que eran ilustraciones increíbles, pero no podía ver cómo funcionaban. Pero yo confío en los ilustradores y editores para hacer los libros. Ese no es mi trabajo.
El libro finalmente salió y fue
todo un revuelo. Tuve que escuchar a todo el mundo decir porque era
maravilloso. Helen y los editores lograron esa cosa especial que los álbumes pueden hacer, que es narrar diferentes historias a través de las imágenes.
La saga familiar no está en las palabras. Las palabras fueron diseñadas para una
canción, un juego que surge mientras cantas. El libro es una mirada al drama
que padece un grupo vulnerable: cinco niños, un bebé y un perro. ¿Las
páginas en blanco y negro representan la “realidad”, y las de color lo que está
en su imaginación? El final muestra a un oso humanizado. Ella/él no se ve muy
feliz. ¿Será por qué quería jugar? Cuándo la familia corre y se amontona en la
cama, ¿realmente están arrepentidos? ¿O fue todo un juego familiar? Todo esto
viene de la imaginación de Helen: no tiene nada que ver conmigo. Yo disfruto y
admiro el libro como cualquier otro lector.
Publicado por The Guardian en 2012. Traducción realizada por Careny Galarraga