Lo que comenzó como un juego, imaginando qué historias podrían contar unas gárgolas medievales de Barcelona, fraguó en una serie de relatos donde las estatuas toman la palabra. Montse Ganges e Imapla (La plaga) nos cuentan aquí algunos secretos del proceso de elaboración de este libro fascinante: Lo que cuentan las estatuas del mundo. Un libro que entremezcla el plano de la ficción con el divulgativo y, como lectura escolar, ofrece infinitas posibilidades a la hora de plantear estrategias activas de aprendizaje.
La Plaga somos Imapla (ilustradora) y Montse Ganges (escritora). Trabajar en compañía es de lo más gratificante. Y divertido.
Creamos La Plaga para contar el mundo. Ni más ni menos. Escogemos del arte, la historia, la ciencia, la literatura contenidos que nos conmueven, que creemos que son imprescindibles, que nos hacen mejores, y buscamos el mejor formato para divulgarlos, combinando sin manías géneros y recursos. Nos gusta mezclar.
El origen del libro Lo que cuentan las estatuas del mundo fue un juego. Empezamos haciendo hablar a las estatuas de nuestro barrio: Ciutat Vella, (Barcelona).
Y de nuestro barrio al mundo.
Seleccionamos siete estatuas de los cinco continentes. Cada estatua representa una época y una civilización, y a cada una atribuimos un género literario diferente.
Decidimos dar a cada capítulo un doble tratamiento:
· Ficción histórica: un cuento ilustrado. Cada estatua narra un recuerdo, algo que presenció y que también es un buen reflejo de la civilización que la erigió.
· Apéndice informativo: una ficha explicativa, con información clara y directa sobre cada estatua y su contexto.
Trabajar a dúo implica compartir una serie de referentes que utilizamos para explicarnos la una a la otra, para avanzar en la misma dirección. Puede ser cualquier cosa: un recuerdo, un sabor, un edificio, una novela… Estos referentes acaban colándose de alguna manera en el resultado final, son los secretos, la trastienda de cada libro.
En el caso de Lo que cuentan las estatuas del mundo, esto es lo que ha quedado de nuestras conversaciones durante el proceso creativo: canciones, películas, algún personaje histórico y fútbol.
En El misterio de los elefantes de marfil, Molly Danaher debe su nombre a Molly Malone, la chica más popular de Dublín, con estatua y canción propias.
I first set my eyes on sweet Molly Malone
As she wheeled her wheelbarrow
Through the streets broad and narrow
Crying "cockles and mussels, alive, alive, oh"
Alive, alive, oh
Alive, alive, oh
Su apellido lo tomamos de Mary Kate Danaher, la protagonista de la película El hombre tranquilo (John Ford,1952). Y su aspecto se inspira en la amiga de Charlot en la película El Emigrante, (Charles Chaplin, 1917).
Danny Giggs, el amigo de Molly Danaher, debe su nombre a otra gran canción irlandesa: Danny Boy.
Oh Danny boy the pipes the pipes are calling
From glen to glen and down the mountain side
The summer's gone and all the flowers dying
'Tis you 'tis you must go and I must bide
But come ye back when summer's in the meadow
Or when the valley's hushed and white with snow
'Tis I'll be here in sunshine or in shadow
Su apellido, por otra parte, lo tomamos del futbolista del Manchester United, Ryan Giggs.
A Danny siempre lo vimos igual que Vito Corleone cuando llega a América en El Padrino II (Francis Ford Coppola, 1974).
Prudence Night, la enfermera ladrona, es la versión siniestra de Florence Nightingale (1820-1910, creadora la enfermería como profesión), con el aspecto de Mary Poppins.
En la historia de En un latido, Chac Mool comparte imagen y discurso final con el Replicante de Blade Runner (Ridley Scott, 1982).
Ko*T_Ri_Q, el robot piloto de El cazador de mundos, sería sin duda un buen amigo de HAL 9000, el ordenador de 2001: Odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968).
En Cuando la luz se convirtió en fuego, la ira de Nebet es parecida a la de Carrie (Brian de Palma, 1976).
¡Feliz lectura! Que disfrutéis del libro y del mundo
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