En 2013, Javier Sobrino, autor de Los sonidos de la noche, entrevistó a Javier Sáez Castán para el Papel Literario del diario venezolano El Nacional. En 2016, Sáez Castán recibió el Premio Nacional de Ilustración de España. Para celebrar este merecido reconocimiento, rescatamos algunos elementos de la entrevista.
¿Qué utilidad social tiene hoy en día el oficio de
ilustrador al que dedicas tu tiempo?
Javier Sáez Castán, 2016 |
¿Hacia dónde se abren las puertas que hay en tus libros?
No lo sé. Si es verdad que hay
puertas, no podemos saber que hay al otro lado hasta que no las abramos. Si ya
sabemos lo que hay del otro lado, entonces no es necesario emprender el viaje,
pues ya estaremos ahí, del otro lado de la puerta. Lo que sí sabemos es que
abrir una puerta, cruzarla, nos cambiará en alguna medida. Nos encontraremos
frente a nuevas puertas, también. Quizás es lo que somos, puertas que no saben
adónde se abren.
La merienda del señor Verde (Ekaré, 2007) |
¿Piensas que tus libros destilan "mensajes
con ideas" o te decantas más por los aspectos lúdicos, los juegos manuales?
No puedo concebir hacer un libro
para depositar una idea dentro; me parece como convertirse en una de esas
avispas que atrapan una araña para poner un huevo en su interior. Creo que ese
enaltecimiento de la "idea", del "mensaje" es una equivocación del autor
respecto a su propio papel, su trabajo, los libros y sus propias ideas. Si uno
hace un libro para únicamente transmitir una idea, entonces sería tal vez más
adecuado llamarlo "propaganda", con todo mi respeto por esa forma artística.
Pero esto no quiere decir que desdeñe las ideas, o que el autor no deba
tenerlas, muy al contrario. Más bien considero el punto de vista de la idea "encarnada".
La encarnación es aterrizar en la materia, en el error, en la realidad, y
desactiva cualquier clase de idealismo. Pero escribir sin ideas… no, eso no
sería posible.
La grandeza de las pequeñas
maravillas cotidianas es otro de los ingredientes que tienen tus libros. ¿Por
qué quieres compartirlos con tus lectores? ¿Cuáles son tus maravillas
cotidianas predilectas?
Sí, me gusta pensar que hay algo
maravilloso en lo cotidiano y creo que gran parte de la cultura moderna, de las
ideologías, pero también del embotamiento común ante los medios, vienen del
hecho de la enemistad con lo real, que es lo mismo que cerrar los ojos a lo
maravilloso. Pero no me siento capaz de reducirlo a una definición. Si puedo
compartir algo valioso, es esto. En cuanto a las pequeñas maravillas… no sé
¿qué tal una mosca?
El Pequeño Rey, maestro repostero (Ekaré, 2013) |
El Pequeño Rey, director de orquesta (Ekaré, 2010) |
El Pequeño Rey, general de infantería (Ekaré, 2009) |
Muchos de tus libros están
editados por sellos iberoamericanos (Ediciones Ekaré, Fondo de Cultura
Económica u Océano). ¿Es por razones personales, sentimentales o es que ellos
están más abiertos a tus ideas?
Las cosas van sucediendo por
muchos motivos; en primer lugar, comencé publicando con estas editoriales
porque fueron ellos quienes se interesaron por mis libros. A este punto de
partida se han sumado otras razones tanto de ventas –se trata de un mercado
mucho más amplio y permeable, gracias a la lengua común- como de tipo personal:
me gusta mucho México, por ejemplo. O no sé si se trate de que me guste, pero
tengo una gran conexión con México, por algún motivo que no sabría explicar.
Eso no quiere decir que me mantenga alejado de la realidad española... más bien, que la realidad española me ha
mantenido alejado con bastante éxito, con el rigor de una madre que no quiere
malcriar a su hijo.
Los tres erizos (Ekaré, 2003) |
Texto tomado del blog de Javier Sobrino.
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