Picuyo me hizo adentrarme en las costas caribeñas, junto a los pescadores.
Pasear con Juan por el manglar, sentir la arena blanca bajo los pies.
Leticia Ruifernández
Para ilustrar Picuyo busqué algunas imágenes que me
inspiraran y acudí a mis recuerdos de tiempos americanos. Trabajé con acuarela,
por ser una técnica rápida que permite la fluidez del color y el juego con lo
inesperado. Al principio, hice algunos dibujos y un pequeño story board para luego lanzarme directamente con la
acuarela a ver a dónde me llevaba. Es una técnica muy fluida, que no admite
retoques, donde no se puede borrar y que muestra la huella directa del
trazo. A continuación algunas pruebas de imágenes que no funcionaban y repetí:
Los colores de la izquierda no eran los rosados del atardecer que el texto describe, así que lo volví a pintar para ajustarme más a la atmósfera (derecha) |
La figura de la izquierda requería mostrar más desesperación: ¡es un momento dramático! La que finalmente se publicó (derecha) es más desgarrada... |
Imagen no utilizada finalmente; representa el momento del reencuentro de Juan y Picuyo |
En este libro hay un trabajo muy importante de diseño que hace la directora artística de Ekaré, Irene Savino. Un buen diseño hace que todos los elementos del libro se junten para que la historia pueda salir. A mí me gusta que las ilustraciones caminen también en esa dirección: la de crear, junto con el texto, buenas historias.
Texto: Leticia Ruifernández
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