Para muchos de los venezolanos es familiar la canción de El elefante del circo. Cuando comenzamos a cantarla nos sale, casi sin darnos cuenta, un juego de movimientos que trata de emular las partes y atributos del protagonista: un elefante muy grande, muy pesado, comelón y de orejas enormes.
Como la canción en sí brinda adjetivos que, fácilmente, se pueden convertir en conceptos, quisimos trabajar en este proyecto. Hay conceptos básicos de opuestos: grande-pequeño, pesado-ligero, arriba-abajo. El tema del color y de las formas también debía intervenir y enfatizar sus diferencias.
Personajes:
Teníamos al elefante como personaje principal. Había que buscar otros que le hicieran contrapeso y ayudaran a ver las diferencias. Barajé la posibilidad de que fueran pulgas o monos, pero finalmente me decidí por unas ranas, ellas pueden tener muchos colores, son ágiles y pequeñas.
Formas:
El elefante estaría compuesto principalmente de elementos rectos como los rectángulos. Las ranas serían más orgánicas y esencialmente circulares.
Colores:
El elefante sería gris, una opción de la negación del color. Las ranas tendrían colores vivos: rojo, naranja, azul, verde y rosado.
Composición:
Cada doble página debía representar los conceptos que queríamos plantear. En cuanto a los colores, hicimos una contraposición entre los vivos y el gris; los tamaños contrastan al ser grandes y pequeños; las formas se diferencian en cuadradas o circulares y la ubicación varía por elementos dispuestos arriba, abajo, delante o detrás.
Texto: Ana Palmero Cáceres
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