Rocío Martínez, autora e ilustradora de la popular Serie Matías, nos acerca a los comienzos de la historia del topo artista, ideal para iniciar a los niños en el mundo del arte.
Yo quería compartir con los niños esas frustraciones que tienes cuando estás aprendiendo a dibujar; cómo quieres que algo te salga bien y nadie te entiende, o cómo crees que algo te ha salido maravilloso y se estropea de la forma más tonta. Quería explicarles a los niños que eso nos pasa a todos: niños, mayores o topos.
Entonces escribí tres cuentitos: Matías dibuja el sol, Matías y el color del cielo y Matías pintor famoso. Hice unos bocetos, monté una maqueta de 9x9cm, tres ilustraciones a color, y me lo llevé a la Feria Infantil de Bolonia para presentarlo a editores. Allí los vio el que entonces era editor de Anaya Infantil, Antonio Ventura que, muy generosamente, me presentó a Verónica Uribe, editora de Ekaré, pensando que encajaban mucho mejor con el espíritu de esta editorial. ¡Acertó! Fue un encuentro muy grato pero breve, como ocurre en todas las ferias y más si has improvisado la cita (suerte que Verónica sabía de la buena intuición de Antonio). Dos días después, a su paso por Madrid, camino de Venezuela, me llamó para invitarme un café más largo y a formar parte de la familia Ekaré: ¡fue una sorpresa que aún recuerdo gratamente!
Entonces escribí tres cuentitos: Matías dibuja el sol, Matías y el color del cielo y Matías pintor famoso. Hice unos bocetos, monté una maqueta de 9x9cm, tres ilustraciones a color, y me lo llevé a la Feria Infantil de Bolonia para presentarlo a editores. Allí los vio el que entonces era editor de Anaya Infantil, Antonio Ventura que, muy generosamente, me presentó a Verónica Uribe, editora de Ekaré, pensando que encajaban mucho mejor con el espíritu de esta editorial. ¡Acertó! Fue un encuentro muy grato pero breve, como ocurre en todas las ferias y más si has improvisado la cita (suerte que Verónica sabía de la buena intuición de Antonio). Dos días después, a su paso por Madrid, camino de Venezuela, me llamó para invitarme un café más largo y a formar parte de la familia Ekaré: ¡fue una sorpresa que aún recuerdo gratamente!
La idea les
había gustado mucho, pero querían un tamaño y formato diferentes: 20x20 cm, en
tapa dura, ¡todo un lujo! Y más porque se trataba de la primera
publicación de la recién fundada Ekaré Europa.
La edición
fue un intercambio de correos fluidos, como quien tiene una
charla sobre un hijo en común al que quieres. Trabajar con Verónica ha sido una de las
experiencias más enriquecedoras que he tenido en edición. Me hacía ver el libro
"desde fuera", como lo hace el lector, pero sin perder la libertad
que necesitamos los autores para contar lo que queremos.
Ya pasado un
tiempo de su publicación, al releer Matías
dibuja el sol, me di cuenta de que mis personajes no tenían una edad
concreta. ¿Por qué?, porque ¡Samuel era padre! Sin embargo, los niños se identifican con
Matías como si fueran niños de su edad, ¡esas incoherencias tan enriquecedoras
de los cuentos!
Desde que
publiqué Matías pierde su lápiz, el
cuarto libro que nació de la pérdida de una persona muy querida para mí, tengo una cajita en la que voy guardando los
lápices que se hacen pequeñitos.
El final de Matías retrata a Penélope, el quinto
libro de la serie, no terminaba de llegarme. Barajé varias posibilidades, pero
ninguna me gustaba. Hasta que un día, viendo una exposición sobre el retrato
en el Museo del Prado de Madrid, me vino la idea: ¿cómo vería Matías esta exposición?, ¿le
gustará retratarse?, ¿y retratar a sus amigos?
Para presentar
la serie en Madrid, Irene Savino, su ingeniosa
y sensible diseñadora, encargó unos Matías en pasta de papel. Me regalaron uno
de ellos que me acompaña en los encuentros que tengo con niños. El pobre Matías
ha pasado por tantas manos, incluidas las de mis hijos (mi hijo le dibujó algo
en el cuaderno y mi hija le adornó la camiseta, "porque estaba muy sosa"), que ha
sufrido algunos daños, incluyendo la pérdida de su lápiz que tuve que reponer. Matías, a pesar de ser un personaje imaginario, se deja querer.
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