viernes, 15 de junio de 2012

Turelí, tureló, de Elzbieta: una novela para pequeños

Cuando ojeé las primeras páginas, sentí que este libro era una obra maestra: es una novela para niños pequeños, narrada en 7 capítulos. La subdivisión en capítulos y el espacio mínimo dado a cada voz en los diálogos, dan al texto una dimensión teatral. Pero es el lenguaje, sobre todo, lo que aporta tensión a la narración. Pongo ejemplos:


En la mayoría de textos para pequeños, se olvida la enorme capacidad de las imágenes para hablar solas. Elzbieta, en cambio, confía en la capacidad del lector para interpretar la escena; no nos sugiere que es de día, y si una casa tiene las ventanas cerradas es porque su habitante está todavía durmiendo.


Un texto debe entrar de lleno en materia, en la carne del diálogo. Fuera los “hola” y “buenos días”, las presentaciones, las maneras de los niños buenos. Pero no por ello se debe caer en la impertinencia. Escuchad la pureza cristalina del texto, nada más que lo esencial: ¿Qué quieres, pajarito?


Bellísimo el paso a la tercera persona que precipita el ritmo. Es el arte de la novela y los puntos de vista. Lo que una película ocurre cuando la cámara encuadra un mismo diálogo desde diversos ángulos, en un texto sucede cuando cambia el sujeto. Ahora ha desaparecido la dulzura del diálogo, hay algo que decir y se dice desde la tercera persona.

El libro continúa con un nuevo capítulo. No sabemos si es un continuum del otro o no, sabemos sólo que entra en escena un nuevo personaje, Totó, y que duerme en una camita parecida a la de Lilí. Se repite exactamente la misma historia que en el precedente, con las mismas voces, pero hay una novedad: la entrada en escena de un testigo que ya sabe lo que va a pasar: Lilí.

En el texto original francés los dos niños son llamados “hermanito y hermanita”. Ser hermano y hermana en los cuentos no es una cuesión genética sino arquetípica: en la pareja femenino-masculino reencontramos toda la potencia del mito platónico sobre el nacimiento del amor, la fuerza generatriz de los opuestos, el esfuerzo de la diferenciación del otro. Nacen (para nosotros nacen en el libro) en la misma cama y viven en la misma casa a diferentes tiempos. Y no es casualidad que los reencontremos unidos al final del segundo capítulo. La pareja ha sido generada, ahora puede generar. El tercer capítulo se titula, no por casualidad, LILÍ Y TOTÓ SIEMBRAN UN JARDÍN.

Publicado, en italiano y mayor extensión, por Anna Castagnoli en su blog Le figure dei libri.

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