miércoles, 21 de diciembre de 2011

Símbolos que se dejan ver

A lo largo de Retablillo de Navidad, la ilustradora Ana Palmero Cáceres incluyó una serie de símbolos referentes a elementos que no aparecen directamente en la historia escrita. Esto demuestra cuánto pueden complementar la narración las ilustraciones que lo acompañan.
  

Una espiral de flores que tiene como principio y final el centro del sol y el vientre de María respectivamente, representa el nacimiento de Jesús como un enlace entre el Cielo y la Tierra. La espiral simboliza los patrones que sigue la naturaleza, una forma esquemática de la evolución del Universo.

A ambos extremos de la doblepágina aparecen unos ángeles. Dos de ellos llevan las letras Alfa y Omega: principio y fin.

El ave fénix es el símbolo de la vida eterna para los cristianos, llegó a representar la resurrección de Cristo y la vida después de la muerte, el triunfo de la vida eterna. Está asociado con la adoración del fuego y el sol. Sus alas rojas y doradas sugieren el sol naciente, ya que se renueva eternamente, como el sol que se eleva del agua. Siempre se le representa cercano al fuego porque se regenera de sus propias cenizas.


En cada cubículo aparece un personaje que representa uno de los siete pecados capitales: Gula [Cerdo], Lujuria [Liebre], Soberbia [Serpiente], Avaricia [Zorro], Envidia [Gato], Pereza [Mono] e Ira [Oso].

Los tres monos (ni veo, ni oigo, ni hablo) simbolizan a todos los mortales que se hacen la vista gorda ante las penurias de los demás.


A la izquierda se encuentran los 4 evangelistas: el Tetramorfo (Mateo –ángel–, Marcos –león–, Lucas –toro– y Juan –ágila–), que sostienen los libros sagrados. Ellos están sobre una rueda que según la visión del profeta Ezequiel tenía aspecto de topacio, estaba llena de ojos y era como si una rueda estuviera metida dentro de otra.

El pelícano es una de las más conocidas alegorías de Cristo. Se suponía legendariamente que amaba tanto a sus crías que las alimentaba con su sangre, para lo cual se abría el pecho a picotazos.


Estos tres reyes son un trío de llaneros con cuatro, arpa y maracas: Baltazar, Melchor y Gaspar. Cada uno monta un caballo y en cada una de sus monturas está la primera letra de sus nombre en griego.

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