Ana Palmero Cáceres, autora de los libros de la serie Kanwa, nos cuenta cómo el acercamiento a la cultura ye’kuana –sus cestas y su mundo en la selva amazónica– le abrió la mirada hacia un mundo insondable que la ha llevado a emprender nuevos caminos.
El mundo de los ye’kuana se me abrió tras la primera aproximación que María Francisca Mayobre (editora del proyecto) y yo tuvimos al adentrarnos en la cultura de esta etnia y específicamente de su cestería. Las complejas geometrías de sus tejidos despertaron en mí un afán por reinterpretar a través de mi propio lenguaje, como diseñadora e ilustradora, sus diseños y adaptarlos a una serie de libros que fueron “apareciendo” mientras el proyecto se iba desarrollando.
Primero fue Cuéntame del 1 al 10, después, casi sin pensarlo, Búscame y Opuestos, los tres libros que conforman la serie Kanwa.
Realizar estos libros fue un proceso de ensayo y error. En el camino fueron quedando algunas ideas iniciales y otras las fui transformando. Por ejemplo, algunos de los animales del imaginario de la cestería ye’kuana no llegaron a formar parte de estos tres libros. Los colores también cambiaron a lo largo del proceso. Hice muchas pruebas, muchas de ellas fallidas hasta encontrar el registro ideal.
La tortuga, el venado y el ciempiés fueron tres de los animales que no incluí en los libros
porque no me parecía que funcionaban bien de forma autónoma.
porque no me parecía que funcionaban bien de forma autónoma.
Cuéntame y Opuestos tuvieron muchas versiones que fueron quedando por el camino.
Dos ejemplos de los mismos conceptos del libro Opuestos tratados de forma diferente en cada una de las versiones.
Las de la derecha son las que aparecen en el libro publicado.
El tema de los colores fue bastante complejo y controversial. Quería trabajar con tonos brillantes como el amarillo y el magenta, pero después de darle muchas vueltas, pensé que las tonalidades de los libros debían mantener una conexión cromática con el mundo de la etnia ye’kuana, así que utilizamos colores afines a su paisaje y cultura: el rojo y el marrón de sus cestas, el verde por el hábitat que los rodea y el azul por el cielo y el agua de los ríos que navegan.
Versión de colores brillantes | Versión final
A la hora de imprimir, el papel kraft fue la primera escogencia porque su textura y color refería más a las materias terrosas y orgánicas tan propias del mundo de los ye’kuana, pero las pruebas de imprenta no fueron las esperadas porque los colores se desvirtuaban mucho del tono puro que se quería. Finalmente optamos por simular el aspecto del kraft sobre un papel de similar textura para mantener esa sensación orgánica que buscábamos.
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