viernes, 23 de mayo de 2014

Una ojeada digital: Concierto para escalera y orquesta

Una pareja intenta asistir al concierto de la Orquesta Sinfónica, pero hay un solo problema: las escaleras del edificio han desaparecido. Mientras buscan una solución, el concierto avanza cada vez más. Antonio Orlando Rodríguez nos envuelve en esta historia llena de humor y absurdo. Las ilustraciones de Carol Hénaff complementan el inusual formato del libro: muy largo y estrecho, justo como una escalera.


viernes, 16 de mayo de 2014

De la línea al color entre símbolos y metáforas

“Por lo general me gustan los colores vivos, inspirados en mis viajes por Brasil y África. Por eso uso acrílicos: tienen una gran variedad de colores, tienen un tacto suave y permiten pintar capas y capas. Una gran ventaja. Cuando los bocetos están aprobados, a veces hago unas pruebas de color en el ordenador. Pero no siempre, porque muchas veces me gusta dejarme llevar por la intuición y no tenerlo planificado a la hora de pintar”.

“Cuando leo un texto por primera vez, apunto las palabras que quiero destacar, luego hago varios bocetos a lápiz para cada ilustración; así puedo elegir las escenas que mejor se adaptan según el ritmo y la composición del libro.”

“La historia de 'Concierto para escalera y orquesta' es un no parar, llena de acontecimientos totalmente surrealistas. Empieza con un pez haciendo crucigramas, una escalera en la peluquería, un platillo volante lleno de mermelada de mango, dinosaurios, un cuerda con vértigo…”.


“Al tener tantas imágenes, me pregunté que podía aportar al texto sin caer en lo descriptivo, y hacerlo de manera que los dos se complementaran. Por eso traté cada imagen aparte como un pequeño cuadro que tiene su propio lenguaje, intentando sugerir más que ilustrar textualmente. Por ejemplo, para la escena donde la chica besa una flor para pintarse los labios, representé un pincel con pétalos de rosa que recuerdan la forma de unos labios".


“La imagen que más me costó -a pesar de ser la más sencilla- es la de la cuerda. Intenté imaginarme cómo sería una cuerda que se cae al vacío con vértigo… Por eso tiene estas curvas que suben y bajan, que no se sabe muy bien qué hace”.

“Para la fachada del edificio, que aparece en varias páginas, había pensado en un color luminoso tipo naranja/amarillo. Pero cuando llegué en la imagen de la cuerda, no me convenció nada el resultado. Entonces retoqué, cambié de gama... hasta llegar a la conclusion que el color mas adecuado para representar el vacío y el miedo es el negro.”


“Una duda que teníamos era si representar a la escalera en la peluquería o en el hospital, que es una imagen divertida, pero pensamos que lo mejor era guardar la escalera desaparecida para el final del libro y poner el acento sobre el vacío”.

“Y para la última página, en lugar del desplegable decidimos simplemente usar la doble página, dando así la sensación de estar dentro de la sala de concierto, dentro del libro.”
  

Notas a partir de las palabras de Carole Hénaff 
en la inauguración de la exposición de originales del libro en Abracadabra, Barcelona, 13 de marzo de 2014